miércoles, 27 de junio de 2012

Gente del tren, parte uno

Muchas veces me he planteado escribir historias cortas basadas en la gente que me encuentro en el tren y las impresiones que me causan. Me considero una persona curiosa pero de limitada imaginación, igualmente, supongo que no soy la única que mientras ha viajado en tren se ha imaginado las posibles vidas de la gente de su alrededor. Una chica bien vestida pero con una cara seria, casi triste, como si estuviera a punto de llorar. O un señor sudado en traje con un montón de bolsas de diferentes colores y tamaños. Por eso mismo, muchas veces me quedo con la mirada fija en alguien, olvidando que eso puede incomodar la otra persona. Me pasó hace dos días, el lunes, y todo por culpa de Divinity. En el programa que comenté aquí, se fijan mucho en las arrugas que se forman en la comisura de los labios a causa del tabaco (lo solucionan con botox, tranquilos, no sufráis). Así que claro, cuando vi que la chica que se sentó delante de mí tenía pequeñas arruguitas alrededor de los labios y en cambio no era vieja (tendría unos 30 años), me vino eso a la cabeza y me puse a tramar su vida. Además, como soy una gran escuchadora, aunque muchos no se lo crean, pues descubrí que trabajaba en la editorial de una revista por Internet. Yo no puedo saber esas cosas y fingir que no lo sé, narices. Y quiero saber más. Y como no puedo preguntarlo porque me tomarían por acosadora que lo soy, pues me lo imagino.
Botón cachondo
Por otro lado, tenemos a los hombres que me llaman la atención por lo bien formados que están. Esto me nos ha pasado hoy a mis amigas y a mí a la vez cuando ha entrado un chico muy agradable de ver a nuestro vagón. Por mala fortuna, ha ido a sentarse al lado de un sujeto bastante... cómo decirlo, llevaba tatuada la palabra "KANI". Y no es un modo de hablar, lo digo en serio. Lo llevaba en el brazo derecho. En fin, que mis amigas y yo, que si algo no somos es discretas y disimuladas, hemos gozado el chico agradable de ver durante el trayecto, pero claro, como mirábamos hacia la misma dirección dónde yacía el señor Kani, éste se pensaba que nuestros ojos se posaban en él. (Hay que ver que poética me siento hoy.) Así que no paraba de mirarnos. Hasta cuando hemos bajado del tren se ha molestado a mirarnos por la ventana. Un drama.
Aunque bueno, todo tiene una parte buena. La de hoy es que me he fijado que los botones de "Cierre de puerta" de los trenes nuevos (no son nuevos, pero comparados con los otros son los más nuevos, entendedme) de la Renfe tienen cara de cabreados. En plan icono. Y eso que he subido en esos trenes muchas veces, el año pasado cuando salía de clase de coreano a veces cogía trenes de estos. Pues si lo había visto antes, mi maravillosa mente había formateado la información. Así que hasta aquí la noticia.

2 comentarios:

  1. lo que no has dicho es que has intentando una declaración de amor (?) al chico del tren xDD

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